lunes, mayo 25, 2009

Estiró todos sus dedos para tocarla

adentro. El incendio fue grande.

La muchacha respira bocanadas de helio y

vuela con sus tetas de perlas marinas

por los pasillos de la casa. Hay silencios

en las sombras que la acechan para quitarle

los animales del pelo y dejarla calva

como una olla.

En verdad caperucita siempre buscó al lobo.

Las flores para la abuela eran la excusa para darle ventaja.

1 comentario:

nicolas echave dijo...

maravilloso como todo vos ¡¡¡ gracias celes por traer tu poesia ¡¡¡
ojala pronto nos encontremos y jugemos con la spalabras como siempre ..
besos
nico