jueves, julio 31, 2008



Cuando se me cae un diente, él, en su transparencia de hombre santo
me cierra los ojos, acariciándolos, y lleno de entusiasmo
me lo vuelve a colocar con un clavito desinfectado.
Él está lleno de luces por dentro.
Su ser lámpara delira, centellea.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Es Hermoso!!!, dice mucho más de lo que se lee...