domingo, mayo 25, 2008

El libro azul y sus piernas
y el respiro de la gota que surge
libre
Como el vapor de las ollas.
No es vano
El sacrificio diario, el enjuagarse
La boca, no es vano Pensar
en estas cosas, llorar en la memoria
De la sangre que pierdo.
No es en vano el encanto que siento
Por esos juguetes que giran y derraman
Colores con los que pinto
Las baldosas y los charcos,
Y las piedras, tan pendientes
De la estrella vecina
De esa gota pequeñita que despido con la mano
La sujeto con el dedo cuando
Baja
Por el abanico de mi sexo
Y los muslos.
Paréntesis
Las cosas ya no son enfermas,
Las células reposan
Sobre la arena, las células
Tienen un sudor a
Credo,
a ramificación de cruces,
al ruedo de una falda violeta.

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